viernes, 7 de agosto de 2009

Margarita Campos Sierra

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

PRIMER CUATRIMESTRE

LIBERALES, CONSERVADORES Y EL PORFIRIATO

INTRODUCCIÓN

La preocupación por la educación de los mexicanos surgió desde los primeros años del México independiente.

La democracia educativa fue una de las metas más importantes, pero la experiencia fue demostrando que esto se convertiría en una utopía, por lo tanto la sistematización desde los grados elementales a los más avanzados se había convertido en la única opción viable.

En ese momento tuvo un gran auge la base para la pedagogía moderna, se crearon y multiplicaron las escuelas normales, se ofrecieron carreras técnicas a los obreros y la educación superior alcanzó una época de oro.

Sin embargo el país siguió sumergido entre las olas de la falta de oportunidad que poco a poco ahogaban a muchos, puesto que la educación era propiamente dicho, únicamente para las personas de mayores recursos económicos, pese a todos los ideales que tiempo atrás habían surgido.

La obtención de un título era un sueño que se hacía realidad pero eso no significaba una mejor calidad de vida asegurada, como en la actualidad, significa más caminos que se abren para seguir luchando.

DESARROLLO

CONSERVADORES Y LIBERALES

En México no hubo individuos dedicados a pensar el problema educativo y su reforma. Uno de los personajes que más peso tuvo en el ánimo de lo que sería el ámbito organizativo de la educación pública liberal durante las primeras décadas del siglo XIX fue Gaspar Melchor de Jovellanos; sus ideas educativas influyeron en las Cortes de Cádiz y se retomaron en ordenamientos educativos posteriores.

Durante 1809, influido por el modelo francés de Talleyrand-Perigord y de Condorcet, el plan expresado por Manuel José Quintana para normar el sistema de educación pública establecido por las Cortes, partió de cuatro bases generales: la universalidad, gratuidad, uniformidad y libertad de la enseñanza; la división de la misma en tres clases; la existencia de escuelas de primeras letras, la apertura de universidades de provincia para la segunda enseñanza y universidades mayores; la creación de una dirección general que supervisara los estudios y pusiera en marcha una Academia Nacional que estaría dividida en tres clases, según la división más general de los saberes: literatura y artes; ciencias físicas y matemáticas; ciencias morales y políticas.

En la carta de Cádiz en 1814 el comité encargado de redactar El reglamento general de instrucción pública para la metrópoli y sus dominios determinaba que la enseñanza impartida por el Estado debería ser gratuita, pública y uniforme, emplear un sólo método de estudio, iguales libros de texto y no propagar principios contrarios a la doctrina cristiana y a la Constitución de Cádiz; dividirse, al mismo tiempo, en tres clases: la elemental, indispensable a todos los niños de escuelas públicas; la secundaria o superior, dedicada a cubrir los conocimientos preparatorios para estudios más profesionales y también los básicos para el desarrollo productivo de la nación para artesanos y, la de estudios mayores o de facultades, destinada a instruir individuos para el libre ejercicio de alguna profesión.


En Zacatecas, donde se llevó a la práctica el espíritu liberal y tuvo una participación activa Valentín Gómez Farías como legislador, el Plan general de instrucción pública consideró tres niveles.

Durante la primera década del México independiente se instituyeron en la educación superior mexicana tres y hasta cuatro niveles de enseñanza, gracias, sobre todo, al trabajo político de los grupos liberales, republicanos y monárquicos; además se creo en los estados una Dirección General de estudios o Junta Directiva, con el propósito de vertebrar un sistema educativo, según ya se había previsto en la constitución de Cádiz y el reglamento español de 1821.
Según José María Luis Mora, en 1830 la decadencia de los colegios y la Universidad era tan obvia que el ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Lucas Alamán, propuso a las Cámaras un plan de reformas, consistente en: la división y clasificación de la enseñanza, repartida en tantas escuelas cuantos eran los ramos que debían constituirla; el establecimiento de la enseñanza en ramos antes desconocidos y sin objeto en el sistema colonial; la supresión de cátedras de teología; y, la dedicación exclusiva de cada colegio a un sólo ramo de enseñanza o a los que con él tuviesen alguna relación.

De acuerdo con la idea de sistematizar la enseñanza, por decreto de octubre 23 de 1833 se formaron seis escuelas, la primera de estudios preparatorios, la segunda de estudios ideológicos y humanidades, la tercera de estudios físicos y matemáticos, la cuarta de estudios médicos, la quinta de estudios de jurisprudencia y la sexta de estudios sagrados; a todas estas escuelas se dio el nombre de establecimientos, excluyendo el intento de colegios, para que no sirviera de precedente a efecto de reclamar el uso o abuso de las rutinas establecidas en ellos.

El valor de esta medida se nota en que por primera vez apareció, para el distrito y los territorios de la federación, un ciclo de estudios como soporte de los profesionales “la escuela preparatoria”.

La importancia de este decreto, con su bando y respectivo reglamento, estriba también en que por vez primera se configuraron los estudios de los colegios y las universidades por cátedras y facultades, sino a partir de una ordenación por cátedras y profesiones. Una novedad más de la reforma fue el orden sucesivo de los estudios, su duración y los requisitos académicos para acceder a cada escuela y, en general, adquirir un título y además de los exámenes que en cada curso deberían aprobar los estudiantes, ellos no podrían solicitar el título de profesor, ni el grado de doctor sin haber aprobado todos los cursos de su profesión en el establecimiento respectivo.

En julio de 1867 entró Juárez en la ciudad de México y poco tiempo después se constituyó un grupo encargado de discutir una nueva ley de instrucción, la cual estableció las siguientes escuelas: secundaria para personas del sexo femenino; de estudios preparatorios; de jurisprudencia; de medicina, cirugía y farmacia; de agricultura y veterinaria; de ingenieros; de naturalistas; de bellas artes; de música y declamación; de comercio; de normal; de artes y oficios, y para la enseñanza de sordomudos, un observatorio astronómico; una academia nacional de ciencias y literatura, y un jardín botánico.

EL PORFIRIATO


Con la muerte del Imperio de Maximiliano y con la retirada de los invasores franceses, se inició un nuevo período en la historia nacional: la restauración del régimen republicano, el grupo liberal triunfante tenía conciencia de que la plena realización de los ideales liberales sólo sería factible en un Estado laico; la educación pública recobraba, de esta manera, el carácter de una preocupación fundamental. Para cumplir esta meta, las ideas positivistas introducidas en México por Gabino Barreda adquirieron una gran importancia. En adelante la educación se basaría en los principios de la ciencia, inspiradas en la filosofía de Augusto Comte.

El positivismo se convirtió en el fundamento indispensable para orientar la educación hacia el progreso, sólo así, se pensaba, se cumpliría el ideal liberal de libertad científica. En diciembre de 1867 el gobierno de Juárez expidió la Ley de Instrucción Pública, en la que se reglamenta el carácter gratuito y obligatorio de la enseñanza elemental, con base en la cual se funda la Escuela Nacional Preparatoria como la institución más representativa de la nueva orientación de la educación.

Gabino Barreda consideraba que la educación debía mostrar la verdad en todos los aspectos, para formar la conducta, logró preferentemente en la Escuela Nacional Preparatoria donde se enseñaba a los alumnos a observar, experimentar, razonar sin recurrir a la teología o a la metafísica, tenía el propósito fundamental de formar la burguesía mexicana que se constituyó de individuos cuyos conocimientos e ideologías los hacía de hecho los más viables conductores de la economía del Estado. En las escuelas del Porfiriato, la variable fundamental para el cumplimiento de los programas constituía el Maestro.

En el período de referencia, la creación de escuelas normales fue producto de los Congresos de Instrucción de 1890, históricamente la Escuela Normal de Profesores. En la fundación de estas instituciones y de la mayoría del interior de la República, fue clara la influencia del modelo de escuela normalista norteamericana; tan fue así que los programas de las escuelas normales eran revisados frecuentemente para mantenerlos al día con la pedagogía del momento en Europa y Estados Unidos.

La Educación Preparatoria constituyó la institución ejemplar del Porfiriato que procuró su establecimiento en todos los Estados, las preparatorias al igual que los liceos mejoraron sus contenidos y sus instrumentaciones didácticas fundadas en las ciencias físicas y naturales.
La Educación Normal en el proceso de la fundación de las escuelas se observó la influencia de las instituciones normalistas norteamericanas, tanto en su curriculum como en su administración, todo ello en razón de que los pedagogos mexicanos recibieron importante formación en aquel país.

La situación de los Maestros fue muy contradictoria al interior de la estructura social; en tanto crecía la demanda de maestros, sus condiciones de trabajo, su prestigio social y sus salarios permanecían bajos. Los maestros que trabajaban para el gobierno federal percibían mensualmente 50 pesos en tanto que los municipales ganaban la mitad.

Con la llegada de Díaz al poder, se vislumbra un avance económico en el país, sin embargo ese avance económico solo se procuro a las minorías en el poder, nuevamente la educación giro en torno a la situación por la que el país atravesaba, dejando entrever que el grueso de la población eran gente humilde y de escasos recursos, que habían quedado en la miseria después de la lucha de independencia. Díaz se preocupo por incrementar los ingresos económicos y favoreció la educación de los jóvenes nobles, provenientes de familias con cierto poder económico, una vez más la educación entro a un estancamiento. Dentro de todo este caos la educación fue tomada nuevamente por los clérigos, que se convirtieron en cómplices silenciosos de la clase en el poder.

CONCLUSION


Durante la historia muchos se han esforzado por conseguir una mejor calidad en la educación; muchos hemos soñado con que un día, el conocimiento abrirá las posibilidades de crecimiento de una nación entera y hemos ido preparando escalafones para que las generaciones futuras sigan subiendo y vayan logrando mucho más en la eterna lucha por la mejora educativa.

Las reformas año con año no se han hecho esperar desde la época en la que los historiadores adquirieron voz, pero cierto es que esa lucha se ha visto detenida por ideales de algunas personas en la historia de este proceso.

Es necesario hacer conciencia que muchas reformas pueden llegar, muchos podemos soñar y dejar volar esos sueños, perseguirlos incansablemente pero si no se le dedica el tiempo suficiente, si no se exprime cada sueño, si no late ese sueño en el deseo de todos los que estamos dentro de este sistema los errores seguirán avanzando, los agujeros no se cubrirán y la educación seguirá siendo un tema en el que seguimos estando en un nivel académico cuestionable.

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